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Asociación Guatemalteca de Alcaldes y Autoridades Indígenas

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lunes, 2 de julio de 2012

Lo sensible del RENAP

La semana recién pasada se designó a Rudy Leonel Gallardo como nuevo director del RENAP. En medio de todos los últimos sucesos, la noticia ha pasado casi desapercibida.
En Guatemala no hemos terminado de entender lo importante y sensible que es el manejo de la información de todos nosotros. Son millones de datos en las manos de unas cuantas personas, personas que en un “descuido” pueden cambiar la vida a otros.
A Gallardo le espera el titánico desafío de terminar la transición de la cédula hacia el DPI antes del final de este año. Gallardo trabajó antes en el Ministerio Público y cuenta con experiencia en manejo de bases de datos, redes y telecomunicaciones, aunque no demostró mayor experiencia en registros informáticos. Esperemos que sirva de algo esta experiencia porque nadie puede negar que actualmente, ir al RENAP es toda una aventura; uno llega armado de paciencia y papeles  para irse sin ganas y muchas veces sin resultados.
A continuación, un ejemplo  anecdótico nada más. Este año mis padres se dieron cuenta que no estaban oficialmente casados ya que en el certificado de matrimonio había un error en el nombre de mi mamá. Este error supuestamente había sido corregido en la cédula pero no fue hecho al digitalizar los datos. El proceso para corregir el error, que realmente había sido falta de rigurosidad de quien transcribió los datos, le tomó a mi mamá unos dos meses de visitas a las diferentes sedes del RENAP, hasta que finalmente lo resolvió. Sin embargo, en algún momento, se le ocurrió revisar los datos de sus hijas. Al pedir un certificado de nacimiento mío, resultó que ¡oh, sorpresa! Yo no aparecía en el registro. No había datos de que nadie con mi nombre hubiera nacido el día que yo nací. Ve pues, yo no existía según el RENAP. La verdad, la cuestión me resultó simpática. Sobre todo, porque yo tenía cédula, pasaporte y visa, había votado y tenía licencia de conducir. O sea, yo existía para todos menos para el RENAP. Creo que por mi visa, hasta Estados Unidos tenía registro de mi existencia. Y el RENAP no. Su requisito para buscarme fue que llevara una partida de nacimiento, “de las de antes”, las originales. Afortunadamente, mi señora madre es una de las personas más organizadas del mundo y encontró una, algo amarillenta, pero completa. Después de un par de vueltas y papeles más, el asunto se resolvió y yo volví a existir oficialmente.
Sin embargo, no me queda más que pensar en toda la gente que no es tan organizada como mi mamá, que su casa se ha quemado, inundado o  que han perdido sus papeles por cualquier razón. ¿Que pasaría entonces? ¿Quedan desaparecidos? Y ¿qué pasaría con todos los que no tienen el tiempo de hacer los trámites para corregir los errores de quienes transcribieron los datos? He escuchado historias de señoras que aparecen casadas con sus hijos, de personas que tienen 50 años y su registro dice que nacieron en los ochenta, de mujeres casadas con mujeres (todavía no hemos llegado al nivel de progreso para que eso sea posible legalmente) y un largo número de etcéteras.
Con el nombramiento del nuevo director, me pongo a pensar que en Guatemala no hemos terminado de entender lo importante y sensible que es el manejo de la información de todos nosotros. Son millones de datos en las manos de unas cuantas personas, personas que en un “descuido” pueden cambiar la vida a otros. La manipulación de estos datos debe hacerse con un alto grado de profesionalismo y responsabilidad y sobre todo, de confidencialidad. El desafío del señor Gallardo es grande, sobre todo por las malas condiciones en que se han guardado los registros físicos durante tanto tiempo. Si en la ciudad esto es un desorden, en muchos departamentos la situación es peor. Pero a nosotros como ciudadanos nos toca también una parte importante, al exigir transparencia en los procesos, no permitir que gane la burocracia y en lo posible, ser responsables y ordenados con nuestros papeles. Quién sabe si le tocará un día buscar su partida de nacimiento original.