Ni de chiste
Sin duda la eliminación de la competencia para los países del ALBA es la consigna de la oposición a la minería.
HUMBERTO PRETI
La reciente llegada de otro de esos relatores de derechos humanos que viene a decir a estos países lo que tienen que hacer, no se desaprovechó por aquellos que viven bien de hablar mal y cuentan con recursos para movilizar a gente pobre e ignorante a la que manipulan, como sucedió con la concentración en San Juan Sacatepéquez, en donde se dijo no a todo, minería, cemento e hidroeléctricas.
Por supuesto, este señor jamás llegaría a Cuba o a Venezuela, y por supuesto, ninguno de esos gobiernos permitiría y mucho menos financiaría tales movilizaciones. Veamos lo publicado en Cuba el 3 de octubre del 2008,
El presidente de Cuba, Raúl Castro, pretende promover entre inversionistas extranjeros proyectos de explotación minera de oro, plata, cobre, zinc y plomo, según una disposición publicada en la Gaceta Oficial.
Ya sabemos que estos relatores de derechos humanos, en todos los países que no son signatarios de los tratados, no pueden hacer nada ni les permiten la entrada.
Como informa El Diario de Hoy, de Honduras, en el acuerdo Política Minera de Cuba, firmado por Raúl Castro en julio y recién aparecido en la Gaceta, el Gobierno dispuso “promover y evaluar proyectos asociados al desarrollo de Contratos de Riesgo para la prospección y exploración geológica para oro, plata, cobre, plomo, zinc y otros minerales metálicos y no metálicos”.
El acuerdo también favorece la colaboración internacional en materia minera, “priorizando las acciones en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas, ALBA”, alianza económica entre Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y a la que recién se incorporó Honduras. (Estaba Zelaya). Como norma, Cuba mantendrá “la exportación de minerales que representan altos ingresos” como el níquel, primer producto de venta al exterior”, o aquellos que por sus características no tienen gran demanda nacional”, agregó.
Cuba, donde el Estado controla más del 90 por ciento de la economía, abrió hace más de 10 años sus yacimientos de níquel y petróleo, al capital extranjero, como parte de las medidas de apertura para paliar la crisis económica en que cayó la isla en los años 90, tras la caída del bloque soviético.
Con grandes reservas de níquel, su principal producto de exportación —unos dos millones en 2007, Cuba mantiene desde hace años una empresa mixta con Sherrit, de Canadá, y ha suscrito acuerdos con Venezuela.
La Política Minera aprobada complementa la Ley de Minas, aprobada en enero de 1995. Las reservas cubanas de níquel y cobalto están estimadas entre las mayores del mundo, no así la de los otros minerales, las cuales no alcanzan cantidades significativas.
Raúl Castro dijo que se estudiaba el incremento de la inversión extranjera, “siempre que aporte capital, tecnología o mercado”, y “sin repetir los errores del pasado por ingenuidades e ignorancia”.
Por supuesto, allí no se permiten invasiones a las áreas de las concesiones ni la llegada de supuestos representantes de universidades gringas a quienes se les paga por decir lo que quieren oír los “ecologistas”, que solo aquí funcionan, allá en esos países no llegan a decir nada, y es que cada vez es más obvio que la consigna es mantener a nuestro país fuera de competencia y que siga la pobreza. ¿A ver si la Comisión Internacional de Derechos Humanos va a prohibirle algo a Raúl Castro? Ni de chiste.
Publicado en: Prensa Libre 19 de junio de 2010.