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Asociación Guatemalteca de Alcaldes y Autoridades Indígenas

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miércoles, 14 de julio de 2010

OPINION Oscar Clemente Marroquín

El embrollo del Renap y las elecciones

Un viejo adagio nos dice que para acertar hay que pensar mal y en el caso de las deficiencias del Registro Nacional de las Personas me inclino por la idea de que no es casualidad lo que está ocurriendo sino que intereses oscuros se han confabulado para impedir que pueda existir para las próximas elecciones un documento de identidad confiable que evite el riesgo de un manoseo de los resultados electorales.
El espectáculo de ayer en el Congreso de la República, donde los responsables del Renap quedaron no sólo en evidencia, sino en mayúsculo ridículo, sirvió para corroborar que es demasiado el olor a podrido que emana de esa institución llamada a generar confianza y certeza respecto no sólo a la identidad de los guatemaltecos, sino también de nuestro sistema electoral.

Todos los gobiernos han tenido la intención de perpetuarse en el poder y desde los tiempos de Cerezo cada partido político que hace gobierno utiliza recursos públicos para alcanzar ese objetivo, pero nunca como ahora el tema de la continuidad se había convertido en razón central de toda la política gubernamental y por lo tanto, ante las evidencias incuestionables, es obligado poner atención a las distintas formas en que se puede influenciar no sólo a los electores, sino también condicionar a las autoridades electorales. En efecto, yo creo que en el gobierno no se mueve la hoja del árbol sin que sea para favorecer el principal objetivo que tienen, es decir, el de garantizar que en las elecciones próximas se produzca un triunfo del oficialismo. De hecho son condiciones muy peculiares, puesto que en otras oportunidades el delfín, el candidato oficial, no llega a tener los niveles de influencia y el poder de decisión que ahora se concentra, de manera manifiesta, en el entorno de la esposa del Presidente quien, sin ser candidata formalmente, dirige todo el aparato del gobierno con la finalidad de apuntalar esa aspiración personal. Es por ello que nunca como ahora, tampoco, se había dado una situación en la que se podían esperar tantas y tan fuertes presiones hacia las autoridades electorales y, por supuesto, a las que tienen el encargo legal de documentar la identidad de las personas para conformar un padrón electoral confiable. No puede ser que en una institución como el Renap se conjugue tantas incapacidades de manera casual ni puede ser que tantas personas sean, de manera tan manifiesta, incapaces para cumplir con una hoja de ruta que estaba marcada por la misma legislación. No es comprensible, tampoco, que todas las instancias de apoyo que tenían que haberse producido, entre ellas el financiamiento oportuno para la emisión del DPI, fracasaran de manera simultánea, al punto de provocar la reacción del Congreso de la República, con su presidente Roberto Alejos a la cabeza para ponerle fin al desorden y relajo. Pero el daño está hecho, porque el simple hecho de que por cuestión de tiempo sea materialmente imposible documentar a las personas como se había previsto, devuelve a los alcaldes, esos mismos que conforman la comprometida y manipulada ANAM, la facultad de emitir cédulas que servirán para los electores. Creo que desde ahora los guatemaltecos tenemos que diseñar mecanismos de supervisión y observación electoral, para impedir el manoseo del padrón. Observar elecciones el día de los comicios cuando se vota con un padrón que no es de fiar viene a ser un ejercicio absurdo y totalmente inútil.

Publicaco en:  La Hora, 09 de Julio de 2010