En busca de soluciones para rescatar al Renap
¿Qué hacemos para devolver la confianza perdida a nuestras instituciones?
La semana pasada me referí al el Registro Nacional de las Personas (Renap) como un ejemplo del daño que la corrupción puede hacer a las instituciones. Sin embargo, a pesar del hastío que podamos sentir los guatemaltecos respecto a nuestra burocracia, no podemos darnos el lujo de desechar al Renap. Esta es una institución imprescindible para Guatemala por muchas razones: necesitamos saber quiénes y cuántos somos, dónde residimos y cómo nos desplazamos por el territorio nacional. Estos datos son vitales para poder planificar el desarrollo económico, pero aún más el estratégico, para el tema de la seguridad y la prevención del delito. Hoy existe tecnología que puede ayudar al sistema de seguridad nacional a prevenir el delito, basado en los datos y la localización de las personas. Países vecinos como Panamá, están ya funcionando con esta clase de tecnología. El código único de identidad (CUI) es usado en muchos países para determinar la identificación de los ciudadanos, y facilitar de forma expedita documentos como la licencia de conducir, el pasaporte, el número de identificación tributaria, o el número de empadronamiento; todo bajo un solo número. De la misma forma, y a través de un software que ¡no es caro, ni difícil de encontrar! , el código único de identidad podría ayudar al país a evitar la evasión fiscal. Especialmente la del IVA, que en muchos casos es pagado por los ciudadanos, pero luego no llega a las arcas nacionales, pues no existe la capacidad de cruzar los datos, precisamente por la falta del documento personal de identidad.
Además, el Renap podría proveernos de un elemento extra de seguridad en las elecciones generales del país. Sería mucho más fácil que nos identificaran en las mesas electorales a través un documento confiable, con lo que los ingenieros de sistemas llaman llaves de seguridad: foto y una banda magnética, que nos permitiría tener todos los datos necesarios para la identificación. Eventualmente, podríamos llegar a votar sin usar papel, como ya lo hacen otros países latinoamericanos, como por ejemplo Brasil.
Al comparar la situación actual del Renap con lo que quisiéramos lograr, esto nos lleva a considerar si es posible, y a definir qué necesitaríamos para llevarlo a cabo. Que el Registro Nacional de las Personas haya comenzado con tan mal pie, no quiere decir que los guatemaltecos no podamos repararlo, una vez convencidos de su importancia y necesidad.
Hoy tenemos tres problemas básicos: el primer problema es la distribución de los documentos personales de identidad ya impresos, que ascienden a varios cientos de miles; si bien la logística es complicada, no es imposible, y con la debida cooperación de la sociedad guatemalteca y de la iniciativa privada, no tiene porqué resultar tan difícil. Recordemos que es un asunto de interés nacional. El segundo es la impresora, que puede imprimir 15 mil documentos diarios, lo cual a estas alturas resulta insuficiente. Este problema puede resolverse poniendo fecha límite a los diferentes departamentos del país, e incluso recurrir a un arrendamiento temporal de otra (u otras) impresoras. El tercero es más complicado y se refiere a la verificación de los datos, la perdida y deterioro de libros de las municipalidades, y la identificación de las personas cuyos datos originales no aparecen. Acá será necesaria una colaboración interinstitucional para cotejar los datos que existen, y establecer un sistema mucho más riguroso para la identificación de las personas que la propuesta de los dos testigos, lo cual no proporciona seguridad alguna al proceso. Las dificultades son ciertamente grandes, pero los guatemaltecos no carecemos ni del talento, ni de la determinación para poder recuperar el Renap.
El viernes pasado tuve la oportunidad de comunicarme con el Presidente de la República y hacerle llegar mi sugerencia: la intervención del Gobierno central y la sociedad civil, a fin de formar un equipo interdisciplinario de probada honorabilidad y capacidad, que impulse sin lugar a dudas el trabajo pendiente. Incluso, me atreví a sugerir a varios guatemaltecos reconocidos por su capacidad y experiencia en el tema. Mi propuesta incluye nombrar como director ejecutivo del Renap al ingeniero Francisco Viau, quién conoce perfectamente el proceso que necesita el Renap, y cuenta con las credenciales profesionales y de honestidad a toda prueba. Asimismo, propongo a dos profesionales que podrían acompañar al Ing. Viau en caso que él acepte este desafío, y que tienen experiencia en el tema electoral: el ingeniero Michael Ascoli y el ingeniero Salvador Biguria. Y, por último, para el trabajo interinstitucional, propongo a una gran conocedora del tema de políticas públicas, la licenciada Carolina Roca.
Este sería verdaderamente un equipo que podría reparar la credibilidad de esta institución tan dañada, pero tan necesaria. Concluyo aclarando que no he hablado con ellos, ni tengo idea si aceptarían, pero tenemos tanta necesidad de hombres y mujeres de la altura e integridad de don Arturo Herbruger, para devolver la confianza perdida a nuestras instituciones, y por añadidura, al futuro de nuestro país. Sé que el Directorio aún no está completo, y que a menos que existiera una intervención, mi propuesta sería imposible. Pero eso, es una propuesta para rescatar el Renap.
Fuente: elperiódico